La necesidad de diferenciarse en el mercado
Nos encontramos en un mercado actual sobresaturado de empresas de un mismo sector, y a su vez un mercado sobresaturado de sectores en el cual la competencia es intensa, y no repara a la hora de plagiar ideas innovadoras, por eso necesitamos diferenciarnos y llamar la atención de una manera útil y visible. Pero, ¿cuál es la manera de diferenciarse en un mercado en el que todos realizan el mismo producto?, ¿Cómo podemos hacer que quieran nuestro producto y no el de al lado?
Una de las cosas que debemos plantearnos a la hora de sacar un producto, es cómo podemos llamar la atención y diferenciarnos de la competencia, en un solo vistazo. ¡Muy fácil! Lo podemos conseguir mediante lo que todos conocemos como packaging.
El packaging, es la principal herramienta para conectar con el consumidor al cual quieres dirigirte. Nos permite sobresalir respecto de la competencia, identificando a la perfección tu producto, e influenciando en la decisión de compra del consumidor.
Se trata de una carta de presentación ante un potencial cliente que le transmite información acerca del producto en tan solo un golpe de vista. En esta manera de diferenciarnos, podemos ver un tipo de lenguaje diferente, mediante el cual, el mensaje no llega de la misma manera que lo haría un slogan o un logo cualquiera.
La única función del packaging, no es el presentar el producto, sino el protegerlo durante su traslado a los centros de venta, su permanencia en el local y su posterior manipulación, entre otras funciones. No obstante muchas personas, lo utilizan para presentar su producto en ferias, o incluso múltiples clientes posteriormente le dan otros usos.
A la hora de diseñar el packaging pensado, se pretende concebir el volumen y decorado destinado a contener el producto, y/o su uso. En cuanto al material, decir que los hay de todos los tipos, de cristal, de madera, de papel, de metacritalo, metal… Dependiendo el fin de tu producto y de tu packaging, será más efectivo un material u otro.
En resumen, diremos que nos aporta un valor diferenciador y nos hará sobresalir respecto de la competencia, además de identificar el producto a la perfección, generando un impacto de mucha calidad y proteger el producto desde el principio hasta el final. Por eso debe ser útil, diferenciador y visible. Se trata de una manera de conservar el producto, informando y viéndolo de una manera creativa, la cual hará que el cliente no pueda resistirse ni a su compra ni a deshacerse de el para un posterior uso diferente.
La belleza no solo está en el interior